Aunque comunmente se habla de dislalias, por ser el término más conocido y usado en las décadas pasadas, hemos de saber que su nombre correcto es Trastorno de los Sonidos del Habla (TSH).
El TSH es una alteración en el habla que sucede a nivel de la pronunciación de algunos fonemas. Aunque puede aparecer a la hora de pronunciar cualquier consonante o vocal, suele afectar más a la pronunciación de algunos sonidos como la /r/, que requiere mayor agilidad y precisión de movimientos, la /s/, donde hay más tendencia a deformar las posiciones articulatorias de la lengua, o la /k/, donde el punto de articulación no es visible y se puede hacer más complicada su imitación.
El niño puede presentar dificultad a la hora de articular fonemas, sílabas o palabras, debido a alteraciones funcionales (que son las más frecuentes) u orgánicas, como pudiera ser un déficit auditivo o un labio leporino. A estas últimas se las conoce como disglosias.
Este trastorno de los sonidos del habla es el más frecuente en niños, sobre todo en varones.
Desde una perspectiva lingüística hay que destacar que si en la articulación de un fonema, sílaba o palabra, los órganos no se colocan en la posición apropiada para una correcta pronunciación, se pueden producir estos errores relacionados con la sustitución, omisión, deformidad o inserción de fonemas:
- Sustitución: en el que se sustituye un sonido por otro. Por ejemplo “lata” en lugar de “rata”
- Distorsión: cuando el sonido se da de forma incorrecta o distorsionada.
- Omisión: cuando el niño omite el fonema que no sabe pronunciar. Por ejemplo “apato” en lugar de “zapato”. Puede llegar a omitir incluso una sílaba completa.
- Inserción: cuando el niño intercala un sonido junto al sonido que no sabe pronunciar, y que no corresponde a la palabra. Por ejemplo “balanco” en lugar de “blanco”.
- Inversión: se cambia el orden de los sonidos. Por ejemplo “cocholate” en lugar de “ chocolate”.
Muchos padres nos preguntan si estas dislalias de tipo funcional se pueden corregir solas, y aunque con la práctica del habla tienden a desaparecer sin necesidad de tratarlas, se recomienda abordarlas a partir de los cuatro años. A veces vemos niños que, aunque con cuatro años hablan mucho, casi no se les entiende. Incluso hay casos en los que el discurso es ininteligible pero el niño puede pronunciar todos los fonemas de forma aislada.
El trastorno de los sonidos del habla hace que el niño encuentre dificultades para hablar y puede disminuir las interacciones sociales, y si la dicción resulta llamativa (provoca burla, risa), favorece la aparición de conductas desadaptativas (timidez, hablar en público, ansiedad…).
Es recomendable que el logopeda haga una valoración del caso para determinar la causa del trastorno y darle el tratamiento correcto.Una detección y corrección tempranas evitan que este trastorno afecte a la autoestima, así como otras alteraciones que puedan dificultar su aprendizaje escolar.