Se habla de disfasia receptiva cuando el niño, a pesar de tener una normal audición, no entiende el lenguaje que oye. Es expresiva cuando comprende, pero no puede expresarse correctamente. Algunas personas combinan ambas, en este caso estamos ante una disfasia mixta.
Esta anomalía en el lenguaje no se puede atribuir a una discapacidad intelectual, problemas sensoriales, traumas psicológicos o lesiones cerebrales evidentes.
Los niños con disfasia muestran poca intención de comunicarse con los demás, tienen un vocabulario pobre y dificultades para estructurar el lenguaje. Por ello la disfasia se caracteriza por un retraso cronológico en la adquisición del lenguaje y conductas verbales anómalas con respecto a los procesos normales.