Los trastornos de la conducta alimentaria son alteraciones en los hábitos alimentarios, cuyas consecuencias pueden ser serias a nivel físico, psicológico y social, y que van acompañados de factores de riesgo tanto internos como externos que pueden favorecer su aparición.
Los trastornos de la conducta alimentaria pueden ser tanto por comer en exceso como por comer muy poco. Si estos hábitos se mantienen en el tiempo pueden ser un problema.
Algunos factores psicológicos de riesgo son:
• Preocupación excesiva por el aspecto físico.
• Exigente con su cuerpo, o con él mismo.
• Excesiva preocupación por las dietas y las calorías que se ingieren.
• Perfeccionista y exigente.
• Autocritico.
• Impulsivo.
• Necesidad de control.
• Baja autoestima.
• Excesiva importancia de los demás.
• Miedo a engordar.
Algunos factores familiares de riesgo son:
• Una madre exigente y preocupada por el peso o la imagen corporal.
• Padre exigente y muy crítico.
• Una madre depresiva.
• Unos padres muy protectores.
• Una familia muy preocupada por la imagen pública y con necesidad de quedar bien…
Señales de alerta:
• Cambios bruscos en el peso en poco tiempo (pérdida o incremento).
• Cambios en el patrón de la conducta alimentaria.
• Vómitos, laxantes o diuréticos con el objetivo de controlar o perder peso.
• Ejercicio excesivo.
• Amenorrea (ausencia de menstruación).
• Interés excesivo por recetas de cocina, dietas, tablas de calorías.
• Preferencia por comer sólo.
• Sentimientos de culpa por haber comido.
• Comportamiento alimentario extraño (comer de pie, desmenuzar la comida en trozos muy pequeños, esconder comida).
• Intentos de esconder el cuerpo utilizando ropa ancha.
• Disminución de las relaciones sociales.
• Dificultad para concentrarse.
Si reconoce la mayoría de estos síntomas en algún familiar, amigo/a o en usted mismo, no dude en buscar ayuda de un profesional.