Cuando iniciamos una relación nos sentimos felices, ilusionados, y queremos estar con esa persona para siempre y compartir muchos momentos de nuestra vida. No somos conscientes de las diferencias que hay entre ambos y según va avanzando la relación en el tiempo a veces surgen conflictos, que van en aumento. Entonces nos vemos inmersos en una situación de discusiones, con variedad de sentimientos como enfado, malestar, indiferencia, tristeza, resentimiento, rencor, dudas, cansancio, resignación, y un amplio abanico de sentimientos.
Creemos que no nos podemos entender, que vivimos realidades diferentes y que no tiene solución.
Hay diversas razones por las que los problemas que pueden surgir en las relaciones de pareja: la falta de comunicación o su mala calidad, la falta de respeto, necesidades diferentes de los miembros de la pareja, momentos evolutivos distintos, exigencias de uno mismo o del otro, la llegada de un hijo, algún cambio en las circunstancias personales, laborares, económicas, insatisfacción sexual, las tareas o responsabilidades que hay que asumir, una infidelidad, celos, etc…
Una terapia de pareja ayuda a poder analizar y poner nombre a lo que está ocurriendo, a ver qué factores están manteniendo el problema y buscar las posibles soluciones donde los dos miembros de la pareja se puedan sentir cómodos y encontrar ese equilibrio para que la pareja pueda funcionar Se trata de aprender a manejar los conflictos y resolverlos.
Creemos que las parejas se tienen que mantener solas y que si no es así es porque no se quieren lo suficiente o porque son demasiado diferentes. No nos damos cuenta de que con el amor no basta, es necesario conocer las características individuales de cada uno y encontrar ese punto donde lo que para unos es un problemas para otros no lo es. Lo importante en una terapia de pareja es que las dos partes se sientan bien de manera individual y poder decidir libremente cómo quieren continuar su vida.