Cuando hablamos de obsesiones hablamos de pensamientos repetitivos y recurrentes, son pensamientos que parece que no nos podemos quitar de la cabeza, que aparecen de manera automática, sin avisar, y se quedan ahí rumiando sin dejarnos pensar en otra cosa.
Esto nos ha podido pasar a cualquiera de nosotros, por ejemplo cuando estamos todo un día con la misma canción en nuestra cabeza. Hay que tener cuidado porque lo que puede ser algo sin importancia en ocasiones, sin quererlo, van cogiendo fuerza hasta que se convierte en una obsesión y entonces empieza a interferir en nuestra vida cotidiana, convirtiéndose en un problema.
Las personas que sufren de un trastorno obsesivo van acompañadas de un gran sufrimiento, lo que les puede llevar a una depresión o un trastorno de ansiedad severo. Los cuadros obsesivos están dentro de los llamados trastornos de ansiedad. En ocasiones la obsesión va acompañada de lo que se denominan conductas compulsivas, que son conductas físicas, verbales, o incluso mentales, cuya función es reducir el estado de inquietud, intranquilidad, o ansiedad que provoca el pensamiento obsesivo. Esto es lo que se llama Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC).
Desde la terapia Cognitiva-Conductual, se trabajan las tres áreas, EL PENSAMIENTO, LAS EMOCIONES Y SÍNTOMAS FÍSICOS, Y LA CONDUCTUAL. Una de las claves principales de la intervención es conocer muy bien cómo funciona el proceso que sigue la obsesión, para saber cómo ir de manera gradual reduciendo la fuerza que ha ganado, hasta que quede en un segundo plano y la persona pueda de nuevo dirigir su vida.
Aunque sabemos la dificultad de controlar nuestra mente recuerda: “Son sólo pensamientos, no pueden hacerte daño si tu no quieres”.
En nuestro centro tenemos a profesionales especializados que pueden enseñarte las estrategias de manejo de la obsesiones.