Cuando una persona hace algo "malo", lo hace porque piensa que es la mejor solución para su vida. Cada persona, con sus experiencias y conocimientos, crea su propia visión del mundo.Todos los seres humanos queremos ser felices, lo que ocurre es que a veces creemos que sólo lo seremos si somos egoístas y si tenemos la comodidad.
Cuando queremos que una persona cambie, que deje su mal camino y coja uno mejor, hay que mostrarle que existen caminos más felices. Cuando vemos a estos adolescentes como por ejemplo los que salen en el programa "Hermano Mayor", nos damos cuenta de cómo defienden sus actos. Yo grito a mi madre porque no ha sido buena conmigo, vendo droga porque así gano dinero, no estudio porque no me gusta y es más cómodo obtener dinero fácil.. La mayoría de estos chicos no se han dado cuenta de que existen caminos más sólidos y armónicos y creen que en sus circunstancias eso es lo mejor que pueden hacer.
Algunas veces sólo hay que enseñar a los chicos que la manera más cómoda de estar en el colegio es sacando buenas notas, y que no es tan difícil hacerlo. Si la educación es obligatoria tienes que estar ahí quieras o no, ¿no será mejor prestar atención en clase, llevar la agenda organizada y estudiar un poquito todos los días? ¿Acaso suspendiendo, faltando a clase y teniendo cabreado a mi entorno es mi vida más feliz? De la otra forma tendría el verano libre y todo serían reconocimientos y buenas caras.
Un cambio que no es escogido no es sincero y será, si se llega a producir, pasajero y mediocre. De ahí que el que los padres se pasen el día luchando con sus hijos para que cambien de actitud no funcione en la mayoría de los casos. Las amenazas y los temores al castigo son completamente inútiles. Lo que se necesita para cambiar es empuje, motivación e ilusión. Tienen que visualizar el cambio.
Ocurre también que los padres y educadores piensan que los niños deben hacer lo que se les pide, y el problema es que ellos no conocen las técnicas para hacerlo, cosa que a veces se consigue con un poco de imaginación y práctica nada más. No confían en las ganas de hacer bien las cosas de los niños, y tienen un temor irracional a que lleguen a ser adultos incompetentes. Las escuelas no deben ser lugares donde se enseñe a temer a la vida y a los demás, no se debe aprender a competir, sino a compartir.
Los seres humanos incorporamos hábitos que nos reportan un bienestar, siempre elegidos por voluntad propia y que nos hagan sentirnos orgullosos de nosotros mismos. Toda adquisición duradera y valiosa tiene que ser fruto del interés, la curiosidad, la diversión y el mérito. Lo demás es una pérdida de tiempo y energía, es una mala educación. Por ello, si tu hijo no estudia, si se niega a hacer los deberes y estás harto de luchar con él, CAMBIA DE TÉCNICA!
Veamos un ejemplo:
Entramos en casa y vemos tirado en el salón el abrigo y la mochila de nuestro hijo. Nos enfadamos automáticamente y..."¡Te he dicho miles de veces que no dejes ahí tirado el abrigo y la mochila! ¡Haz el favor de dejarlo inmediatamente en su sitio!"
De verdad creemos que nuestro hijo, a partir del día de hoy, dejará la mochila y el abrigo en su cuarto? Pues evidentemente NO. Que nuestro hijo coja sus cosas y las lleve a su cuarto en este momento es una acción que carece de ningún mérito y que sólo obedece a un mandato. No le produce ningún bienestar ni se siente realizado al coger el abrigo y la mochila y ponerlos en su cuarto. Como mucho en esta situación lo que nuestro hijo aprende es a obedecer, pero no a transformarse. Resultado: No hay aprendizaje válido.
Veamos otra opción: "Hijo escucha. Que dejes tus cosas en tu cuarto tiene la ventaja de que la casa está más bonita, siempre sabrás dónde están tus cosas y no perderás tiempo buscándolas por la mañana antes de ir a clase. Es muy fácil acostumbrarse a ordenarlo. Tú puedes conseguir hacerlo, pero si no lo haces, no pasa nada, yo lo haré siempre por tí. Sería genial que tú adquieras ese hábito, pero si no lo haces no pasa nada."
¿Qué puede ocurrir en este otro caso? Pues bien, quizá nuestro hijo no ponga el abrigo y la mochila en su lugar, pero si lo hace, lo hará por siempre y sin necesidad de repetírselo.
"Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber"
Albert Einstein